Mesa de diálogo
Mujeres afrodescendientes en América Latina
Mesa co-convocada con MUAFRO
Datos
Según la CEPAL, más de 125 millones de personas en Latinoamérica se identifican como afrodescendientes. A pesar de representar 25 % de la población total de la región, aún son invisibilizadas y viven discriminación, particularmente mujeres y niñas.
La comunidad afrodescendiente constituye sólo 12 % de la población con 25 años o más que posee un título de educación terciaria en América Latina.
Problemáticas compartidas en la región
- 1. Retos políticos: incumplimiento de obligaciones por parte de los Estados de la región para garantizar los derechos de las mujeres afrodescendientes; falta de enfoque interseccional, de género, intercultural y antirracista en las instituciones públicas; nula o escasa representación de mujeres afrodescendientes en la política y espacios de toma de decisiones; generación de datos estadísticos deficientes, lo que invisibiliza a la población afrodescendiente, y falta de garantías al derecho a la existencia.
- 2. Retos socioculturales: violencia en contra de mujeres afrodescendientes, agudización de la desigualdad en el contexto de la pandemia por Covid-19, incremento en los asesinatos de mujeres afrodescendientes defensoras de la tierra y el territorio, falta de acceso a las TIC, prevalece la brecha en el acceso a la educación para la población afrodescendiente, lenguaje discriminatorio en los medios de comunicación en contra de la población afrodescendiente y desigualdad de género.
Demandas específicas
Gobierno
- Generar datos y estadísticas que permitan avanzar en políticas públicas.
- Implementar de manera adecuada las políticas públicas dirigidas a mujeres afrodescendientes.
- Que los gobiernos incorporen las agendas internacionales de derechos humanos de la población afrodescendiente.
Sociedad Civil
- Involucrar sus agendas en la defensa del territorio por parte de poblaciones afrodescendientes.
- Incidir en políticas laborales para poblaciones de afrodescendientes encaminadas hacia la no discriminación.
- Acompañar los procesos, dando voz y prioridad a las mujeres afrodescendientes.
Academia
- Tejer vínculos entre los diversos ámbitos académicos, no basta con la investigación y el desarrollo de proyectos si no hay alianzas con otros sectores.
- Desarrollar trabajo colaborativo entre el sector académico, con temáticas que atañen a las mujeres afrodescendientes y de la región, las cuales poseen conocimiento a partir de su experiencia misma.
- Incrementar la presencia de profesoras y profesores afrodescendientes en las plantillas universitarias.
- Incluir información en los programas curriculares acerca de los pueblos afrodescendientes.
- Comprender la realidad de las mujeres afrodescendientes a partir del conocimiento construido desde sus voces, con el objetivo de lograr entender la realidad que viven y evitar imponer visiones desde contextos ajenos.
- Que los gobiernos incorporen las agendas internacionales de derechos humanos de la población afrodescendiente.
- Que los gobiernos incorporen las agendas internacionales de derechos humanos de la población afrodescendiente.
Sector Privado
- Generar empleo con posibilidades de crecimiento en entornos libres de discriminación.
- Incluir en los sindicatos el trabajo de la población afrodescendiente, una mirada de desarrollo y derechos humanos de las poblaciones afro.
Donantes
- Generar y distribuir de manera justa el presupuesto para los proyectos internacionales, así como promover el involucramiento de los organismos internacionales en los proyectos que se han impulsado en la región.
- Financiar procesos sostenibles en el tiempo.
- Contar con flexibilidad para que un mayor número de colectivas locales tengan acceso a proyectos.
- Desarrollar a escala regional una estrategia de sensibilización antirracista.
Agenda regional de prioridades compartidas y la necesidad de articular propuestas colectivas para impulsar el avance en derechos de mujeres y niñas afrodescendientes bajo una perspectiva interseccional y de derechos humanos en Latinoamérica.Se divide en tres ejes:
- Autonomía personal: educación, salud y una vida libre de violencia: se destaca que en torno a la educación se deben implementar las siguientes acciones: i) garantizar el acceso y la permanencia de adolescentes, niñas y mujeres afrodescendientes en el sector educativo; ii) incorporar en la historia a los pueblos afrodescendientes, y iii) capacitar al personal educativo en todos los niveles con perspectiva intercultural y antirracista. En relación con el derecho a la salud y las necesidades que imperan en este ámbito, se mencionaron como prioridades: i) fortalecer los servicios básicos de salud; ii) incluir planes de servicios de salud especializada; iii) retomar conocimientos ancestrales y holísticos, y iv) implementar políticas de cuidados. Por último, en el ámbito de la violencia contra las mujeres afrodescendientes, se plantearon como temas urgentes: i) garantizar la seguridad de las mujeres afrodescendientes en contextos de violencia, y ii) difundir información para combatir el racismo y la discriminación.
- Autonomía política: participación política y seguridad para mujeres defensoras: se resaltó que prevalece la escasa participación de las mujeres afrodescendientes en los espacios de representación política, en ese sentido, se señalaron las siguientes acciones para avanzar en la agenda: i) contar con espacios de participación reales en puestos de representación; ii) promover acciones que fortalezcan a las mujeres como agentes de cambio, y iii) crear campañas de formación política apartidista para la población afrodescendiente.
- Autonomía económica: empoderamiento económico, acceso a la tierra y cuidado del medio ambiente: se identificaron las siguientes propuestas para avanzar en la agenda en torno al primer componente de empoderamiento económico: i) garantizar el acceso al trabajo digno; ii) implementar programas de emprendimiento, y iii) garantizar el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En el caso del acceso a la tierra y el cuidado del medio ambiente, se habló de las siguientes prioridades: i) implementar acciones para proteger el territorio; ii) asegurar el derecho a la propiedad de la tierra de las mujeres afrodescendientes, y iii) incentivar programas que promuevan la ecología y respalden el trabajo de las mujeres por el cuidado del medio ambiente.
– En Nicaragua, por ejemplo, 93 % de la población urbana que vive en barrios con la ausencia de al menos un servicio básico, como agua, electricidad o saneamiento, es afrodescendiente, cifra superior a 59 % de la población no afrodescendiente.
– Al comparar a trabajadores con el mismo nivel de educación, edad, género y características del hogar, pero de etnicidad distinta, las personas afrodescendientes tienden a obtener 16 % menos por el mismo tipo de empleo en Brasil, 11 % menos en Uruguay y 6.5 % menos en Perú.
– En el ámbito económico, las mujeres afrodescendientes representan el grupo poblacional más afectado por el desempleo en el mercado laboral en Latinoamérica; en Argentina, Brasil y Uruguay, su tasa es el doble o más que la de los hombres no afrodescendientes.
– Participación política: Brasil, el país con mayor participación de mujeres afrodescendientes, cuenta con tan sólo 8.8 % del total de representantes, mientras que en países como Venezuela, Perú y Uruguay la cifra es menor a 2.5 por ciento.
– Mientras que en Colombia la proporción de mortalidad materna de las mujeres afrodescendientes es 2.3 veces superior al promedio nacional, en Ecuador llega a ser casi cuatro veces mayor.
-En Costa Rica, 17.7 % de las jóvenes afrodescendientes entre 15 y 19 años ha estado embarazada, porcentaje mayor a 12.5 % de la población que no pertenece a dicho grupo étnico-racial.
Las mujeres afrodescendientes desarrollan estrategias de resistencia para continuar con la lucha y avanzar en la agenda, como la creación de colectivas, redes y alianzas en los niveles intergeneracional e internacional, incidencia política en distintos niveles, visibilización, posicionamiento en medios de comunicación, identificación de las mujeres como símbolo de resistencia, creación de campañas contra el racismo y la discriminación, contar la historia pasada y presente de los pueblos afrodescendientes, y creación de espacios de reflexión colectiva.
Las mujeres afrodescendientes desarrollan estrategias de resistencia para continuar con la lucha y avanzar en la agenda, como la creación de colectivas, redes y alianzas en los niveles intergeneracional e internacional, incidencia política en distintos niveles, visibilización, posicionamiento en medios de comunicación, identificación de las mujeres como símbolo de resistencia, creación de campañas contra el racismo y la discriminación, contar la historia pasada y presente de los pueblos afrodescendientes, y creación de espacios de reflexión colectiva.